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El jorobado de Notre Dame

12 abril, 2017

El jorobado de Notre DameEl jorobado de Notre Dame

Notre Dame, la catedral de París, guardaba muchos secretos hace muchos años. Entre ellos, que habitaba Quasimodo, más parecido a monstruo que a hombre. Y la maldad de los hombres lo condenaron a vivir escondido, allí, bajo el sobrenombre de El Jorobado de Notredame.

Quasimodo era muy bueno, su alma era limpia. Había vivido en Notre Dame, pero un día festivo en París decidió salir a explorar. Era el día del Festival del Bufón.

El pobre jorobado conoció a la bella Esmeralda y también a Febo, capitán de soldados. Quasimodo se sentía aceptado. Tanto que se le premió en el Festival del Bufón por ser el feo más simpático y amable del lugar.

Frollo estaba consumido por la rabia. Se había enterado de la huida del jorobado y de cómo se había integrado entre la gente.
Tan enfadado estaba que urdió un plan, encarcelar a Esmeralda y Febo y atar en el campanario de la torre de Notre Dame a Quasimodo. Frollo estaba rabioso porque el jorobado se había saltado las normas de un amo.

El pobre Quasimodo no entendía por qué Frollo estaba tan enfadado con él. Sentía rabia e impotencia, tanta que consiguió librarse de las cadenas gracias a sus fuertes brazos. Después, buscó y liberó a sus amigos ya que el sentido de la justicia y la amistad en aquel ser deforme, prevalecía por encima de todo.

Y así fue como, tras liberar a la bella Esmeralda y a Febo, Quasimodo pasó a ser considerado como un héroe en la ciudad de París.

La Princesa Rosa

14 octubre, 2016

La Princesa RosaEste cuento infantil ocurrió hace muchos, muchos años y narra la historia de una princesa que vivía en un lejano país. Era muy bella, con el pelo rojo y muy largo y lo que más le gustaban eran las rosas por lo que todo el mundo le llamaba la Princesa Rosa.

Todos los días en cuanto comenzaba a anochecer la princesa salía al balcón de su habitación, daba una palmada y como por arte de magia aparecía un pájaro dorado y se posaba sobre su hombro y precisamente en aquel momento el pelo de la la Princesa Rosa comenzaba a brillar y el pájaro a cantar una hermosa canción de cuna. También cantaba la princesa y mientras tanto todo el reino caía en un profundo sueño hasta el amanecer.

Y así pasaron los años, sin que la princesa y el lindo pajarito dejarán de cantar ni un solo día. Pero… Un día sucedió algo terrible porque una bruja muy envidiosa se enteró de lo que hacía la Princesa Rosa y ni corta ni perezosa preparó un poderoso hechizo y el pelo rojo de la princesa se volvió negro.

Aquella tarde la Princesa Rosa también salió al balcón, dio una palmada y el pájaro dorado acudió y se posó en su hombro. El pelo de la princesa, aunque era negro, también comenzó a brillar, pero aquella noche todos los habitantes del reino tuvieron pesadillas y malos sueños.

La princesa estaba muy triste y le preguntó al pajarillo que podían hacer, a lo que este le respondió que preparara una bañera con agua y pétalos de rosa y después que se diera un baño.
Así lo hizo la princesa y recuperó el precioso color rojo de su pelo y esa misma noche cuando el pájaro y la princesa cantaron todos los habitantes tuvieron dulces sueños hasta el amanecer.

Pero cuando la bruja se enteró de que habían roto su hechizo, lo repitió y lanzó una maldición más potente para que todas las rosas del reino desaparecieran, pensando que nadie sería capaz de deshacer el hechizo.
Esa misma noche, la princesa que volvía a tener el pelo negro, consultó de nuevo con el pájaro dorado, pero le respondió lo mismo que la vez anterior, sin embargo ahora, el problema era que no existía ninguna rosa para remojar en agua.

El pájaro se fue y la princesa estaba tan triste que comenzó a llorar y una de sus lágrimas cayó al jardín y en aquel instante apareció un joven príncipe con una cajita. La abrió y sacó un pelo de color rojo que colocó encima de la lágrima de la princesa y como por arte de magia brotó una rosa roja, que rápidamente cogió el príncipe y se la llevó a la princesa y así pudo volver a sumergir su cabello en agua y pétalos de rosa recuperando el precioso color rojo intenso de su pelo.
El rey le preguntó al príncipe de dónde había sacado a que el pelo rojo a lo que el joven respondió que de pequeño se lo había cogido la princesa y lo había conservado como símbolo de su lealtad hacia ella y también explicó que ella había hecho lo mismo con él.

Contentísimos, así era como estaba todo el mundo, a excepción de la bruja, que depura rabia explotó en un millón de pedazos. La rosas volvieron a crecer en todo el reino y de nuevo la princesa cantaba con el pájaro dorado todos los atardeceres para que todos tuvieran dulces sueños hasta el amanecer.

Los cisnes salvajes

1 octubre, 2016

Los Cisnes SalvajesEste cuento clásico infantil, titulado los Cisnes Salvajes narra una historia que ocurrió hace mucho tiempo cuando el rey de un lejano país se perdió en el bosque y una anciana apareció y le dijo que si prometía casarse con su hija ella le mostraría el camino. Pero el rey le contestó que antes debía de ver a la joven.

En aquel preciso instante la anciana accedió, se retiró en busca de su hija, se escondió detrás de un gran árbol y allí mismo se convirtió en una preciosa joven. Ignorando lo sucedido el rey quedó prendado por la belleza de aquella joven y le pidió que le mostrara el camino de regreso a su palacio prometiéndole casarse con ella si así lo hacía.

El rey se casó con la joven tal y como había prometido, pero en realidad aquella muchacha era una terrible bruja.

El rey tenía doce hijos, once príncipes y una princesa. Lo primero que ideó la bruja fue un plan para acabar con los príncipes, así que, formuló un hechizo y los convirtió en cisnes salvajes. La pequeña princesa Teresa quedó muy sorprendida al contemplar la transformación de sus hermanos y ver cómo los príncipes convertidos en cisnes emprendían el vuelo. Teresa decidió correr tan rápido como pudo persiguiendo a sus hermanos. Cruzó campos, atravesó bosques y montañas hasta llegar a una desconocida orilla. ¿Sería posible que sus hermanos hubieran atravesado el mar volando?

La pequeña princesa Teresa esperó durante un año, dos años y hasta tres años, pero sus hermanos no regresaron. Sin embargo, la pequeña siguió esperando siempre con la misma pregunta en su pensamiento, ¿a dónde habrían volado sus hermanos?.

Los príncipes, ahora cisnes, vivían en una hermosa tierra más allá del mar, porque no querían mostrar a nadie sus rostros entristecidos, y menos a su hermana pequeña Teresa.

Pero un día, ocurrió algo inesperado. La princesa divisó a sus hermanos en el horizonte. Regresaban volando. Cuando llegaron ya era de noche y se transformaron de nuevo en príncipes, porque el hechizo de la bruja no tenía efecto durante la noche. Todos abrazaron a la pequeña y rápidamente comenzaron a construir una red para poder llevarse a su hermana al otro lado del mar.

Al día siguiente emprendieron el vuelo. Debían de llegar antes de la siguiente noche, antes de volver a convertirse en príncipes. Pero, como durante todo el viaje debían soportar el peso de la princesa, poco a poco se iban fatigando.
Comenzó a hacerse de noche y la pobre princesa Teresa prácticamente rozaba el agua del mar porque los cisnes estaban tan cansados que no podían volar alto. Pero… justo en aquel momento, ¡comenzó a divisarse la tierra! y nada más aterrizar, los cisnes se convirtieron en príncipes.

Aquella noche, una hada se apareció ante Teresa y la pequeña le preguntó cómo podía romper el hechizo. El hada le indicó que debería de recoger unas hierbas espinosas, tejer once camisas con ellas y ponérselas a sus hermanos. Pero aquella hierba era tan espinosa que era muy difícil de coger y más difícil aún de tejer. Además, no mientras estuviera tejiendo las once camisas, el hada le dijo que no debía de articular ni una palabra.

De repente, apareció el príncipe de aquel lugar y la pequeña princesa Teresa le pareció tan hermosa que le preguntó si quería casarse con él. Pero la joven no podía contestar. El príncipe, enojado, cogió a la muchacha, la subió a su caballo y se la llevó a palacio.

Teresa no podía articular ni una palabra ya que si lo hacía sus hermanos morirían. Mientras tanto, los cisnes, ajenos a aquella situación comenzaron a buscar a su hermana.

Y lo más sorprendente es que ya en el palacio, apareció la bruja que había cruzado el mar para matar a los cisnes. El príncipe la recibió como si de una adivina se tratara.
La bruja le dijo que la joven era una terrible bruja porque era la única capaz de tejer camisas con hierba espinosa. El príncipe no le hizo demasiado caso, pero, en aquel momento Teresa salió de palacio en busca de material para seguir tejiendo ya que había terminado con toda la hierba espinosa que tenía. La bruja mala convenció al príncipe para seguir a la princesa y pudieron ver cómo caminaba entre las tumbas sin ningún miedo en busca de la hierba espinosa que por ahí crecía.

Por fin, la bruja convenció al príncipe y Teresa fue encarcelada, pero no dejaba de tejer. También fue juzgada y seguía tejiendo, aun cuando oyó que la condenaban a la hoguera por bruja.
El pueblo, desconocedor de la verdad insultaba a la pequeña, pero ella no les hacía caso. Seguía tejiendo porque no le faltaba nada para terminar la última camisa. No le faltaba nada, pero ya estaba en la hoguera y una mano prendió fuego.

Y en aquel preciso momento, llegaron los once cisnes volando en busca de su hermana. En aquel momento, terminó la última camisa y lanzó todas al aire tan fuerte como pudo, ocurriendo algo increíble ya que cada camisa cayó encima de un cisne, transformándose todos de nuevo en príncipes. Las llamas de la hoguera se convirtieron en hermosas flores.
Después de todos aquellos acontecimientos, la pequeña Teresa le habló al príncipe explicándole que no era ninguna bruja. Y la terrible bruja se fundió en un montón de arena.

Los once príncipes regresaron a su país y Teresa se quedó a vivir como reina de aquel país.

La sopa mágica

14 agosto, 2016

La sopa mágicaEste cuento infantil, La sopa mágica,  narra la historia de una anciana que vivía en una cabaña en el centro de un frondoso bosque.

Un día, próxima la hora de comer, la mujer comenzó a notar que tenía mucha hambre y revisó lo que tenía en su despensa, unas cuantas hortalizas, un poco de carne, dos huevos y… nada más.

Ante su decepción, comenzó a pensar qué podría cocinar y se decidió por una opción rápida, dos huevos fritos. Pero, al momento divisó a un vagabundo entre los árboles y parecía que buscaba algo.

La anciana le ofreció ayuda a través de su ventana. El vagabundo le dijo que estaba buscando frutos silvestres del bosque. La anciana le preguntó si eran para una tarta, pero el vagabundo le contestó que no, que si los encontraba era lo único que podría comer ese día.

Ante esa situación la anciana valoró ayudar al hombre, pero recordó lo vacía que estaba su despensa y que aún quedaban dos días para poder ir al mercado, así que le dijo que le hubiera gustado invitarle pero que no tenía apenas alimentos para ella. No obstante, el vagabundo aún le dio las gracias a la anciana y únicamente le pidió un inte con agua para una sopa muy especial, una sopa magica y al tiempo que lo pedía, rebuscó en su zurrón y sacó una uña de cerdo, asegurando que sólo con eso sería capaz de preparar una sopa exquisita.

Ante el asombro de la anciana, la mujer pensó en ayudarle a preparar la sopa mágica y puso agua a hervir en un recipiente.
El hombre le dijo que era la quinta vez que aquélla uña hervía y que como ya lo había hecho tantas veces, está vez, no podría dar mucha sustancia, así que le pidió a la mujer solamente un poquito de sal y otro poco de harina.

Era muy poco lo que quedaba, pero la mujer se lo prestó.

Casi al momento, el vagabundo le comentó que cambiaría muchísimo el sabor de la sopa mágica si fuera posible añadir un poquito de carne y únicamente alguna patata. La anciana, que estaba muy intrigada, accedió, así que, de la sopa comenzó a desprenderse un olor delicioso.

El vagabundo le comentó que ya olía muy bien aunque sí se pudiera añadir alguna zanahoria y alguna hortaliza más, así como un poco de manteca de cerdo, la sopa ganaría mucho tanto en olor como en sabor.

A la pobre anciana, que tanta hambre tenía ya la cautivó aquel delicioso olor, hosco los ingredientes y los incorporó ella misma a la sopa.

Por fin, el vagabundo dijo que aquello ya estaba preparado y que había quedado una sopa mágica muy sabrosa. Al momento, la mujer sirvió los cubiertos y los dos compartieron mesa, sopa y también los dos huevos.

Cuando terminaron de comer, los dos aplacaron su hambre y la anciana estaba doblemente contenta, pensando que había comido muy bien y que aunque pareciera mentira, “solo” habían utilizado una uña de cerdo.

Lambert el león cordero

10 junio, 2016

Lambert, el león corderoEste cuento infantil sucedió hace mucho tiempo durante una primavera en que un rebaño de ovejas fue visitado por la cigüeña después de un largo viaje.
Cuando aterrizó, la vieja cigüeña dejó salir de su saco a las pequeñas ovejitas y señalando hacia el rebaño les dijo que podían elegir mamá.

Cada una de las pequeñas se acercó a una de las ovejas mayores y se pusieron muy contentas y únicamente una de estas se quedó sin ovejita.

La cigüeña ya estaba a punto de partir pero se dio cuenta de que en el saco aún había un pequeño bulto que se movía perezosamente. Miró bien y vio a un pequeño cachorro de león e inmediatamente se dio cuenta de que se había equivocado pero en un abrir y cerrar de ojos el pequeño león ya se encontraba abrazado a la única oveja que se había quedado sin su corderito.

Aquel leoncillo se llamaba Lambert y lo debían de haber dejado en África, así que la cigüeña se acercó a mamá la oveja y rápidamente cogió a Lambert para meterlo de nuevo en el saco rumbo a otro continente, sin embargo cuando estaba a punto de salir volando no toque le daban el cabezazo más fuerte que nunca ha recibido y… ¿no hace falta decir quién se lo dio, verdad?.

Aún frotándose el trasero la vieja cigüeña decidió que Lambert permaneciera con su mamá oveja y se marchó refunfuñando que su obligación terminaba con la entrega y que no era asunto suyo.

A la mañana siguiente salió el sol y bien temprano empezaron todas las mamis a lavar a sus pequeños corderitos dándoles lenguetazos. Cuando vieron acabado, los pequeños se reunieron y Lambert, el creyéndose uno más igual a todos acudió a la reunión pero pronto se dio cuenta de que algo andaba mal y pronto escuchó a todos los demás llamándole orejón y diciendo que no sabía balar ni topar y que su lana era atroz.

Los corderitos jugaban todos los días y Lambert quería participar, pero siempre jugaban a al mismo juego, a darse cabezazos, a toparse y el pobre leoncito siempre perdía y acababa con un dolor de cabeza terrible. No era capaz de aguantar ni siquiera una embestida, lo tumbaban a la primera. La verdad es que los corderitos no trataban nada bien a Lambert y el pobre comenzó a pensar que era cobarde de corazón.

Pero el tiempo lo cambia todo y los corderitos ahora eran corderos adultos y el leoncillo ahora era un gran león mucho más grande y fuerte que cualquiera de los demás con los que convivía sin embargo, como no tenía nada de león fiero, todos le seguían derrotando.

Una noche, mientras todos dormían, Lambert alarmado despertó y un feroz aullido oyó. Era un lobo hambriento que había llegado hasta allí. Aquel animal se acercó sigiloso y arrastró del rabo a la madre del león. Al darse cuenta los demás corderos, todos se escondieron. Lambert temblaba, era muy cobarde. Su madre no paraba de llamarle y él parecía petrificado, pero cuando el lobo la arrinconó y estaba a punto de comérsela, cambió de repente como por arte de magia y de su boca salió el mayor rugido que nunca se había oído. El lobo comenzó a temblar, agachó las orejas y el rabo y salió disparado, tan rápido como un cohete.

Desde ese día mamá oveja se sintió orgullosa de su hijo y todos los demás corderos comenzaron a llamarle el valiente León cordero y fue admirado siempre.

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